Loiola eta gehiago; San Inazio Bidea Azpeitian

Loiola

Loiolako Santutegia

Santuario

El Santuario de Loyola, construido es ejemplo del barroco romano, diseñado por Carlo Fontana para albergar la Basílica, el Colegio y servir de guarda de la casa natal del fundador de los jesuitas, San Ignacio de Loyola. Las obras comenzaron en 1688 quedando consagrada la basílica el año 1738. Los maestros canteros que dirigieron la obra, fueron vascos, destacando Martín de Zaldua e Ignacio de Ibero.

Puntos a destacar:

Exterior

– Cúpula (exterior): diseñada por Carlo Fontana, discípulo de Bernini, a instancias del padre Oliva. Su estilo, es de influencia romana, siendo única en Guipúzcoa. Está coronada por una esbelta linterna terminada en 1735, que ilumina el interior. Está realizada con piedra caliza de Izarraitz.

– Nártex o pórtico: De clara inspiración churrigueresca, rompe la rectitud de ambas alas. Comenzado en 1720, durante cuatro años se trasladaron desde Izarraitz 19 grandes bloques de piedra para su construcción. Los canteros de la época, eran locales, valencianos y navarros. Para rematar el pórtico, se encargó en 1722 un escudo de mármol de Carrara, que llegó desde Génova previo pago de 16.000 reales. Muestra las armas de Felipe V, primer rey Borbón de España. Las cinco estatuas que lo adornan, realizadas en piedra blanca de Salvatierra, fueron diseñadas por Cayetano Pace, aunque solo pudo labrar la de San Ignacio. El resto (San Francisco de Javier, San Francisco de Borja, San Estanislao y San Luis Gonzaga, fueron tallados por el montañés Miguel de Mazo en 1738.

Interior

– Cúpula interior: realizada en piedra arenisca, está decorada con los escudos de armas de la Casa de Austria y de la Casa de Borbón, reinantes durante la construcción de la basílica. A este respecto, no debemos olvidar que la obra fue iniciativa de la reina doña Mariana de Austria, viuda de Felipe IV, y que fue culminada bajo el reinado de Felipe V de Borbón. Destaca de igual manera el friso decorado con tallas representando elementos bélicos y las estatuas de las siete virtudes.

– Retablo mayor: Fue diseñado por Ignacio de Ibero. De estilo rococó, muy influenciado por Churriguera (similar al retablo de San Esteban de Salamanca) fue construido entre 1750 y 1757. Destacan ante todo sus columnas salomónicas y los adornos de vivos mármoles y ágatas. Esta técnica, desconocida por entonces en Loyola, fue fruto del aprendizaje de Ibero y sus discípulos en Zaragoza.

El retablo, resume las dos etapas de la vida de San Ignacio: la juventud militar y la madurez religiosa. Por ello, se recogen armas, banderas y almenas, elementos de orden defensivo frente a simbología más religiosa.

–La estatua del santo, fue colocada sobre el retablo en 1758. Realizada en plata y adornada de ágatas, fue donación de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, siendo tasada en 4000 pesos.

– Resto de retablos y púlpitos: fueron diseñados por Ignacio de Ibero, aunque quedaron inacabados a causa de la expulsión de los Jesuitas de España en 1767. Las obras fueron retomadas a la vuelta de la Compañía en el siglo XIX.

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